A. En el interior del edificio
Cuando el espacio lo permite, esta es la alternativa preferida. Se busca aprovechar huecos interiores que no afecten elementos de restauración obligatoria como zaguanes o escaleras originales.
Es la solución más discreta, aunque requiere precisión técnica y un diseño perfectamente adaptado.
B. En el patio de luces o corralas
Si no existe espacio interior suficiente, el patio de luces o las corralas suelen ser la opción más viable.
Permiten instalar el ascensor sin alterar la fachada, aunque deben mantenerse las condiciones de luz y ventilación.
Los cerramientos de vidrio o estructuras metálicas ligeras son ideales para minimizar el impacto visual. En edificios con valor arquitectónico especial, incluso puede convertirse en un elemento estético que aporte valor añadido.
C. En el hueco de la escalera
En algunos casos, el hueco de escalera se convierte en la única alternativa posible.
Aquí, las restricciones son mayores: se exige un diseño ligero, acristalado y respetuoso con los elementos originales.
No se puede reducir el ancho de la escalera ni modificar barandillas históricas, salvo en casos excepcionales debidamente justificados. Las cabinas panorámicas o de vidrio son las más utilizadas por su integración visual.
D. En la fachada exterior
Es la opción menos habitual, pero en determinados contextos urbanos puede autorizarse.
Debe justificarse como última alternativa y ejecutarse con una delicadeza extrema para que el diseño se integre con la fachada sin alterar su lectura histórica. Materiales como vidrio, acero corten o piedra natural ayudan a lograr una armonía estética.